Para este proyecto de rehabilitación, tomamos el espíritu de un piso de los años 50 y lo reimaginamos bajo una óptica minimalista que rinde homenaje a su esencia. Cada rincón evoca el encanto atemporal de la época, mientras que el diseño dialoga en un lenguaje contemporáneo, sobrio y elegante.
Las molduras originales cobran nueva vida, siendo protagonistas silenciosos en un espacio que respira sencillez y modernidad. Este contraste sutil entre las formas clásicas y las líneas puras del diseño actual invita a redescubrir la belleza del pasado en cada detalle. El suelo de madera en espiga, con su trazo marcado y su calidez natural, ancla el espacio en su historia, mientras que las guarniciones y cornisas se destacan como elementos de distinción, celebrando la herencia arquitectónica.
En los baños, optamos por el microcemento como lienzo puro y minimalista, que aporta una sensación de amplitud y calma. Aquí, el diseño se convierte en una declaración de equilibrio, donde menos es realmente más, y cada elección material eleva la experiencia cotidiana.
Este proyecto es una invitación para aquellos que buscan renovar sin borrar, modernizar sin perder la esencia. Es un espacio donde la historia se vive y se respira, donde la elegancia y la funcionalidad conviven en armonía, y donde cada elemento arquitectónico cuenta una historia de sofisticación y atemporalidad.”
